Qué decir de esta grandísima persona, todos
estamos dolidos por esta gran pérdida... la verdad, siempre tendremos un buen
recuerdo de él, me acuerdo una vez que tuve que ir a jefatura porque me estaba
mareando y él siempre estuvo ahí para darme agua y tranquilizarme. Yo
llevo bastante poco en este instituto ya que he entrado este año, pero
solo me han hecho falta unos meses para darme cuenta de la
bellísima persona que era. Sus clases se hacían superamenas porque
con cualquier cosilla ya te hacía reír, te echaremos de menos, Ocaña,
condolencias a la familia y personas cercanas. (Eva Lucia Ruiz)

Nos enseñaste en la disciplina de la sintaxis y a
esforzarnos por nuestros objetivos. Gracias, Ocaña. (Enrique Galhardo)

José Miguel, mi compañero de ojos
azules y de corazón multicolor. El hombre que con su sonrisa de niño cómplice
lograba ampliar siempre la mía porque su don era, es, sacar brillo donde hay
oscuridad y apaciguar las almas que necesitan calma. José Miguel, el hombre de manos
amplias y voz de caballero andante. El mismo que sin apenas darme cuenta
hizo de nuestras tertulias literarias y del trabajo rutinario una danza sutil
de bellísimos momentos. Gracias, Jose, porque gracias a ti
hoy conozco muchos pasos de baile. (Fátima, profesora de Lengua y
Literatura, tu amiga.)

Entré en la sala de profesores con la mirada perdida y
las ganas encendidas: ni un segundo tardó en acercarse a mí y decirme todo lo
que tenía que saber y más. Su guía no se limitó a ese primer contacto, ya que
cada día de los que estuve en el centro noté su preocupación y su atención de
una forma tan respetuosa que me parecía, a ratos, impresión mía. José Miguel es
una de esas personas que te reordenan los motivos por los que quieres ser
profesor y te invitan, con sus silencios, a darle dos vueltas a todo. Me
bastaron cuatro meses para ponerle en la lista de "Personas
admiradas" que recojo en mi cabeza: no quiero ni pensar en el hueco dejado
en quienes lo tuvieron cerca más tiempo.
Gracias por ser el mejor jefe de departamento, el
compañero más sagaz y un amigo en la sombra. Aprendí contigo que la risa es la
mejor manera más efectiva de comunicación. (Elena Llera Sánchez, Profesora en el IES Antonio
Gala)

Gracias por todas tus enseñanzas, por esas risas en
clase, por esos ánimos ante situaciones de nervios, por esa positividad en todo
momento y por el cariño que nos has mostrado a todos. Me siento afortunada de
haber podido ser tu alumna durante dos cursos y de que hayas compartido tus
conocimientos conmigo. Has sido y sigues siendo una persona maravillosa. Nunca
te olvidaremos. (Sara Martín)

Ocaña fue un gran profesor, fue uno de
los mejores profesores y creo que todos seguimos, o por lo menos yo,
sigo muy dolido por la pérdida de este gran profesor. Quiero enviar un mensaje
de apoyo a la familia y a los personas cercanas, espero que dondequiera que
esté, esté descansando en paz. (LuisMiguel Luna)

Se fue un grande, se va de una manera que no merecía,
le quiero dar las gracias infinitamente por sacarme siempre una sonrisa,
contarme un chiste para animarme y mil cosas más, por efímero que fuese el
momento siempre me acabas una sonrisa, en solo 6 meses te cogí mucho cariño, la
pena es que no nos vamos a volver a ver nunca. Se ha ido para mí uno de los
mejores profesores que he tenido, sé que me ayudarás desde el cielo en todo lo
que puedas, y para mí eras un buen amigo más que un profe, D.E.P Ocaña. (Daniel
Barroso Ruiz)
Querido
profe, donde sea que estés, espero que nunca nos dejes de cuidar como lo
hiciste cuando estabas en este mundo. Nos enseñaste hasta cuando no lo
pretendías hacer, nos cuidaste como si fuéramos tus hijos de verdad.
Gracias por todo, echaré de menos esas risas en clase y todos tus ceros. Fui
muy afortunada al tenerte como tutor, ojalá poder haberte dado la despedida que
te merecías no sabíamos que aquel 11 de marzo sería la última vez que te
veríamos y, si lo hubiera sabido, no te habría dejado ir . Nunca te
olvidaremos, súper Ocaña. (Celia
Seibane)

Gracias...
es lo primero que quiero decirte.Tu asignatura nunca fue mi favorita;
sin
embargo, tú tenías la habilidad de conseguir que
estuviese siempre deseando que
llegase la hora de lengua... Aun no sé
cómo lo hacías, pero tenías un arte para manejar
una clase, eras capaz de
ganarte nuestra atención cuando ni siquiera nos interesaba lo
que nos estabas
contando. Y no solo eso, sino que, además, conseguías que
aprendiésemos y que
nos divirtiésemos a la vez, gracias a esos vaciles y bromas que
no podían
faltar en ninguna de tus clases. Que
fueses capaz de conseguir todo eso, es lo que te hizo ser un profesor
brillante
y excepcional. Aunque lo que te hacía extraordinario, no es que
fueses buen
profesor (que también), lo que te hacía destacar era tu
personalidad, y la
increíble persona que fuiste. Siempre te preocupaste por todos
nosotros, y no
solo cuando éramos tus alumnos, sino también
después. Aunque no tenías por qué
hacerlo, siempre estuviste ahí para ayudarnos y aconsejarnos en
todo. Yo, que voy a seguir tus pasos, espero que algún
día mis alumnos me aprecien,
admiren y quieran como nosotros lo hacíamos contigo. Gracias
por todo lo que nos diste, siempre estarás en el recuerdo de
todos tus alumnos. (Alba
Zapata)

La verdad
es que en ningún momento me había imaginado tener que escribir esto, y ojalá no
hubiese sido necesario hacerlo. Simplemente quería darte las gracias. He tenido
la suerte de recibir clases tuyas durante dos años y durante ese tiempo más de
una vez me has sacado una sonrisa. La verdad es que tenías un talento increíble
para conseguir que atendiésemos durante tus clases a pesar de que a muchos de
nosotros no nos gustase la materia que explicabas. Era tu forma de explicar, tu
forma de ver la vida y de animarnos y apoyarnos, lo que hacía que me hiciese
ilusión volver a tener clase de lengua. Siempre buscabas la forma de enseñarnos
mientras nos divertíamos y me siento afortunada de haber sido tu alumna durante
dos años. Porque no
solo nos enseñabas lengua y literatura, tú nos enseñabas a creer en nosotros
mismos, a seguir intentando las cosas hasta que saliesen y siempre buscabas lo
mejor para nosotros. Lo que más echaré de menos será no solo tus clases sino
tus bromas, tus vaciles y la increíble personalidad que te caracterizaba. Estoy
segura de que habrás dejado huella y un vacío importante en aquellos alumnos
que hemos tenido el placer de poder compartir momentos contigo. Gracias
por tu apoyo y gracias por todo. Te echaré de menos. (Laura
Zapata)

Recuerdo
a José Miguel, con su preciosa voz de locutor de radio dejando sus libros en
la misma esquina de la mesa de la sala de profesores donde yo dejaba los
míos, recuerdo su carpeta de profesor con un dibujo de Egon Schiele que
había comprado visitando una exposición. Siempre estaba de buen humor y nos
gastábamos alguna broma, se reía de que yo iba con el radio cassette como
si fuera profesora de idiomas en vez de dibujo. Como tenía la taquilla encima
de la mía era casi como ser vecinos.y como buenos vecinos nos dábamos los
buenos días y nos despedíamos cada día al acabar la mañana. El último
año que yo estuve en el Gala, compartíamos una guardia de biblioteca,
disfrutaba mucho esos 50 minutos porque nos daba tiempo a charlar, sobre
viajes, películas, canciones, exposiciones,....Jose, te
vamos a echar mucho de menos. (Ani Quiñones)
La verdad es que tengo
muchas anécdotas graciosas que sucedieron con Ocaña. La que más cariño tengo
ocurrió cuando estaba dictándonos frases de sintaxis para deberes.
Teníamos que estar siempre atentos porque, si no, nos dictaba cosas sin sentido
o frases estúpidas, y luego se oía el sonido de los típex por toda la clase. En
esta ocasión, yo estaba un poco en las nubes y le escuché que dijo:
"Aunque tú no lo sepas". Antes de que acabara solté sin pensar:
"Me he inventado tu nombre". Se quedó parado, yo me espabilé y
me dí cuenta de que me había oído, así que dije riendo: "Es de Enrique
Urquijo, me gusta, perdón". Él se rio y contestó sonriendo: "Tienes
un gusto musical un poco antiguo". Lección aprendida: hay que
estar atenta en clase si no quieres ponerte en ridículo, y Enrique Urquijo es
una maravilla sin depender de la edad. Un abrazo. (Amaya T.)

Como
exalumna y enfermera de UCI, esta ha sido la pérdida más dolorosa e
inesperada de este confinamiento. Gracias, Ocaña, por habernos
enseñado tanto (no, no solo aprendimos las rimas de Bécquer y la
Generación del 27, nos diste una lección de vida), gracias por tu
vocación, por las risas que nos regalabas, por habernos marcado, por
estar ahí siempre. Bastaba con una mirada, transmitías todo sin
decir nada. Mi más sentido pésame a la familia. Ánimo y fuerza en
estos momentos tan duros. Como bien dijiste en su día, ”arrieritos
somos y en el camino nos encontraremos”. D.E.P. (Yasmin Anfalis)
Madre mía, no me creo que
Ocaña ya no vaya a estar con nosotros más. La verdad es que hay que
decir que ha sido el único profesor de lengua que de verdad me hizo entender lo
bonitos que son los libros, con él descrubrí las novelas que ahora no paro de
leer. Es una desgracia para todos
nosotros su muerte, ojalá esté descansando en paz. Se te echará de menos.
(Sandra Sánchez Rodríguez)

Qué más se puede decir de un
gran profesor como Ocaña. A todos nos ha afectado la pérdida.... Pero incluso
en estos momentos de dolor recuerdo cómo fue con nosotros, él sabía escuchar, y
por eso es por lo que sentíamos que podíamos contárselo todo. Siempre salías de
sus clases con una sonrisa o riéndote de algo, fue un hombre excepcional y
siempre le recordaremos por ello. (Amaranta Díez)
Querido
Jose Miguel. Imposible imaginar el Instituto y no verte a ti en él, ni
escucharte, porque tú no necesitabas micrófono. Durante muchos años
nos hemos felicitado mutuamente el cumpleaños, no podíamos olvidarnos porque
compartíamos fecha. Seguiré recordándote con cariño en cada cumpleaños.
(Marian González)

A mi querido
compañero José Miguel Ocaña: Conocí a José Miguel hace mucho tiempo, más allá
de 20 años, para mí era alguien inseparable del Gala siempre le recordaré por
su trato educado, respetuoso y amable en cualquier situación que se daba a diario
en el el Instituto: José Miguel te cedía el paso cuando íbamos a pasar una
puerta, Ocaña, como le llamaban muchos alumnos, te saludaba con cordialidad por
los pasillos, Ocaña te cedía el uso del ordenador o simplemente se mostraba
siempre muy humano valorando más el problema de la persona que el posible
problema de la profesora. Tenía muy claro su escala de valores y eso siempre
era estar cerca del compañero. No puedo recordarle enfadado, como mucho sacaba
su tono irónico con el que defendía su postura; tampoco le he visto dando
discursos encendidos en los Claustros ni
creyéndose el salvador de la educación en tantas ocasiones que las
circunstancias nos llevaron a huelgas, manifestaciones, etc, en estos casos se
mostraba de una forma prudente pero activa. También le recuerdo como amante del
cine, de las exposiciones, de su literatura y de sus viajes. Por último me
quiero quedar con el recuerdo de su sonrisa y de su afabilidad y de lo
satisfactorio que era tomarse con él el café del recreo. Te recordaré siempre. (Lourdes Álvaro)

Ocaña, sé
que parece mentira con lo habladora que era en tus clases pero realmente no
tengo palabras para expresar cómo me siento. Sin duda, nunca pensé que no
llegaría a despedirme de ti tras terminar bachillerato. Aunque haya habido
rifirrafes entres nosotros, me quedo con todos los buenos recuerdos que tengo
de ti, como los partidos de fútbol o la excursión más fría de mi vida. Eres un
profesor que me ha dejado huella y te lo agradezco. Gracias, de verdad. Me
cuesta hacerme a la idea de que no voy a verte más. Descansa en paz. (Nerea
Colomo)

Querido José Miguel: Hace un
tiempo me mostraste una especie de portada dibujada por un exalumno tuyo. En
ella aparecía, inconfundible, Ignacio Bosque, junto con varias bromas
sintácticas. Te mostré mi admiración por todo lo que les enseñabas a tus
alumnos en clase y me contestaste: “En el apartado “chorradas” le abrí todo un
mundo que ya veo que está explotando a conciencia”. Pero ambos sabíamos que
estabas orgulloso del talento de ese chico, y que las chorradas no eran tales:
el sentido del humor salpimentado de sentido crítico, el disfrute de la cultura
en particular y la vida en general, la exigencia unida a la indulgencia… todo
eso que marca impronta en los adolescentes y pervive más allá de los datos y
las técnicas, lo han aprendido tus alumnos de ti. A pesar de mi estupor, mi
rabia y mi tristeza, gracias a sus mensajes he podido comprender un último
regalo que nos haces: poder percibir en ellos lo que tú sembraste, y, como
decía Celaya, “soñar que cuando un día/ esté durmiendo nuestra propia barca;/en
barcos nuevos seguirá nuestra bandera/enarbolada”. (Beatriz
Arellano González)

Se ha ido
el mejor profesor que he tenido nunca. Gracias por todas esas risas, todos los
ceros que nos has cascado y todo lo que nos has enseñado en estos dos años.
Descansa en paz. (Víctor Herráez)

Es muy
difícil olvidar la pérdida de un compañero y, lo más importante, amigo. Han
sido más de 20 años, entre los que destacaría algo que consolidó nuestra
amistad, el fútbol. Hablábamos del tema, pero era más lo que jugábamos hasta
hace muy poco tiempo. Uno de los momentos más esperados durante el curso era la
última hora de los viernes, donde compartíamos alumnos y profes partidillos
llenos de alegría y entusiasmo. Fue mucho tiempo y de esos encuentros es la
foto que añado. Un abrazo, José Miguel. Siempre estarás en mi recuerdo. (Miguel
Ángel Mangas)

No
tenemos palabras, sólo los mejores recuerdos tuyos, José Miguel Ocaña, en
nuestra mente y en nuestro corazón. No te vamos a olvidar. (Ismael y Domingo)

Nunca me
imaginé este momento, tener que despedirme de uno de los mejores profesores que
jamás he tenido, el momento en el que nos enteramos no éramos capaces
de creerlo, e incluso pensaba que era una broma de mal gusto, pero por
desgracia pasó. Quería darte las gracias por estos dos años como profesor junto
con los cuatro años en los que te preocupaste por cómo me iban los estudios, me
animabas a no rendirme y te preocupabas por cómo estaba yo,
haciéndonos sentir no solo alumnos sino personas. Eres el profesor que
explicaba sacando compañeros a la pizarra y diciéndoles que imitaran la
huella de un oso. Por último, solo decirte que nadie va a conseguir llevar el
hueco que has dejado en nosotros, has dejado huella. Un abrazo muy fuerte,
Maestro. (Laura Almendro)

Querido
José Miguel, esta vez te has pasado de escéptico: una cosa es que no te
gustaran los finales felices y otra esta despedida incomprensible que nos deja
mutilados para siempre. Me aferro al consuelo de haber estado tantas veces en
tu equipo: como profesor de Lengua, como autor de libros de texto, y como futbolista
aficionado mientras tú repartías el juego con esa sabiduría que en otros campos
disfrazabas de ironía. Presumías de ser chico de barrio, pero un chico devenido
filólogo sutil y cinéfilo empedernido, y por eso tus códigos eran los del
barrio, los de los viejos y duros vaqueros de buen corazón. José
Miguel, tanto tiempo llevamos juntos que hasta hemos intercambiado cintas de
música, la música de nuestra época; vi hace poco cómo recordabas el aniversario
de Enrique Urquijo en tu what´sapp. Espero que estés con él, y con Antonio Vega
y que, después de tenerlo tantos años en la cafetería, encuentres, sublimado,
el sitio de tu recreo. (Miguel Ángel Rey)
Qué noticia más triste... No
me lo creía. No fui una de tus mejores alumnas, pero te recuerdo muy bien. Qué
buen docente has sido, puedes estar orgulloso. Siempre con ingenio, con
carisma, con inteligencia... Hacías todo muy interesante, sacabas lo mejor de
todos. Gracias, gracias y gracias por tus enseñanzas, que no solo fueron de
lengua y literatura. Buen viaje. (Gema Abad)

Ocaña,
eras un profe enrollado y ahora que no estás, ni el instituto ni
tus clases serán iguales. Descansa en paz Ocaña. (Alejandro Navarro)

Siempre echaba una mano si
alguien lo necesitaba, incluso a mi, me sugirió un intercambio de taquillas
saliendo él claramente perdiendo en el cambio. A partir de ahí, llegaron las
charlas fugaces sobre los alumnos que compartíamos. Lo suyo siempre eran
palabras de cariño y verdad. Me encanta compartir anécdotas e impresiones puesto
que me enseñaba mucho a mi, que comenzaba mi andadura docente. Ahora, es un orgullo leer
las palabras de cariño y respeto de sus alumnos a los cuales tengo la suerte y
el privilegio de conocer. Pero más suerte ha sido la suya de haber podido
disfrutar con Ocaña en clase y hacerse personas críticas. Ojalá podamos igualar
un poquito tu labor docente para que tu espíritu perdure en el centro.
(Virginia Zamora)

José Miguel Ocaña, te
recuerdo no solo como compañero de trabajo, ilustre profesor de Lengua y
Literatura y buen deportista. No. Te recuerdo como persona ligada a mi pueblo,
Huétor Santillán, donde tu abuelo fue maestro de Escuela. Allá, cercano al
barranco entre Víznar y Alfacar, donde asesinaron al poeta...sembraron la
simiente de otro Ocaña. Desde lejanas montañas, junto al río Darro, que riega
los jardines de la alhambra y el Generalife...descansa el Paz, paisano de
sangre y de letras, enorme... (Rafael Rodríguez)

Querido Ocaña, siento tanto
que ya no estés con nosotros. De ti aprendí muchas cosas y por eso nunca te voy
a olvidar. Una de las cosas que me llevo, es tu gran humanidad con tus alumn@s.
Me enseñaste lo excelente profesor que eras, no sólo por la maravillosa forma
que tenías de transmitir tus conocimientos en el aula, sino por la excepcional
conexión que tenías con todos y cada uno de tus alumnos y alumnas. Siempre
preocupado por su bienestar emocional, social y educativo. Gracias por tu
maravilloso compañerismo, tu acogedora bienvenida y tu cálida despedida. Estoy
segura de que estés donde estés recibirás estas palabras. Mi más sentido pésame
a sus familiares." (Elena Castillo)

Podría
decirse que eras el típico profesor de “o lo odias o lo amas” pero multiplicado
por 1000. Y la verdad es que yo, como casi todos mis amigos y conocidos
formamos parte de ese segundo grupo, e incluso esos que te “odiaban” en el
fondo también te admiraban. Quiero escribirte esto como ex alumna, pero también
como amiga. Y es que todavía no vaya a verte la próxima vez que me pase por
allí, ni de que no vayas a invitarme a un café en un descanso, a volver a comer
en el vips, a reírnos de anécdotas de tu vida o a aguantar tus comentarios
sobre a lo que me quiero dedicar que siempre terminaban con un “si es lo que te
gusta, adelante que pa algo has currao como has currao”. Siempre te voy a
recordar, y siempre de una forma preciosa porque no has sido solo un profesor
de Lengua, has sido apoyo y risas en momentos difíciles y llamadas de atención
cuando hacían falta. Gracias a ti muchos de tus alumnos son las maravillosas
personas que son ahora y pudieron fijarse metas que nunca pensaron (y
cumplirlas) porque la adolescencia es una etapa dura, no nos vamos a engañar,
pero gracias a personas como tú lo es menos. Me gusta pensar que no te has ido
del todo porque vas a vivir siempre en cada persona a la que ayudaste y en cada
persona que te quería (y lo sigue haciendo). (Andrea V.)

Cuando me
enteré de la noticia me tiré dos días queriendo que fuera un bulo, porque Ocaña
para mí no solo era un gran profesor, también era una gran persona: Siempre me
apoyó en todo momento, aunque fuera mal y él supiera que fuera a suspender o
iba a pasar una mala época, él me animaba a seguir adelante; era una grandísima
persona y creo que lo mínimo que se merece es que Descanse En Paz y siempre
esté en el recuerdo. (Yeray Díaz-Medino)

Querido
Ocaña, Un mensaje en el estado de WhatsApp de una compañera me anunció que algo
te había ocurrido. Escribí inmediatamente a todos aquellos contactos que
teníamos en común, esperando no se confirmase lo que no quería escuchar, pero
la respuesta no fue la que deseaba de todo corazón escuchar. Una tristeza
enorme, y un vacío inmenso me invadió, y eso es lo que sienten ahora todos tus
alumnos y todos los que somos o hemos tenido la suerte de ser tus compañeros. Gracias
por tus consejos, abrazos, bromas y ánimos que me diste durante el pasado curso
escolar. Me alegró mucho conocerte y compartir ese año contigo como compañero,
eres de esas personas que tenerlas cerca suman. Nos ha dejado un gran profesor,
pero sobre todo una magnífica persona con un corazón enorme. ¡Ojalá
volvamos a encontrarnos! DEP. (Blanca García Álvarez, profesora PMAR curso
2018/19)

Solo
llegué a verlo en dos ocasiones para hablar del desarrollo escolar de mi hijo
pues solo lo tuvo de profesor en un curso. Era amable y cercano en el trato, y
sabía escuchar, pero la prueba de lo buen profesor y buena persona que era es
como su muerte ha afectado a sus alumnos, incluido mi hijo. Solo quería hacer
llegar mi gratitud por su labor, y mi más sentido pésame a su familia, amigos y
compañeros. (Ana Cámara, madre de un alumno).
Es una
pena que no hayas podido con esta enfermedad que pasará a la historia
(¡esto se
estudiará en los institutos del futuro!).
No sé si
llegaste a saber el impacto que tuviste en tus compañeros y en
el alumnado.
Recuerdo
cuando mis compañeros empezaron a dibujarte en la pizarra como
un superhéroe:
SuperJosemi,
con diccionario en mano,y diciendo:"os casco un cero"...,una de tus
oraciones más conocidas.
Por una
parte es una pena que ya no puedas tener consciencia de nada (según lo que
yo creo)...
Por otra
parte,bueno,no tendrás que pasar la incertidumbre que genera ahora
el futuro
más cercano a todos tus conocidos.
Bueno,como
llegaste a saber,esto no termina aquí.
El
instituto va a seguir después de ti.
Seguirá
después de que yo crezca.
El
planeta Tierra seguirá "existiendo"
después
de que ya no pueda haber vida como la conocemos en él.
La
meteria perdurará,se transformará,etc.....
Nadie
cree la existencia de un final absoluto.
Lo único
que podría decir es que deseo
..que
hayas disfrutado de la vida,...
...que
hayas sentido el amor y el cariño
...que
como humano necesitaste.,...
... que
te hayas sentido en sintonía con tu entorno...
...que
hayas sabido que algo así pasaría.
¡Han
abierto una línea de correo electrónico solo para despedirse de ti! Eso es muy
difícil de conseguir... (Abel.González
Plaza)

Bueno
profe,me ha costado asimilar todo ya que fue un golpe muy grande, por eso te
escribo esto con la esperanza de que allá donde estés puedas recibirlo. Hace ya
cuatro años,estando yo en tercero de la ESO te tuve por primera vez como
profe,es cierto que al principio yo, que era alguien al que no le apasionaba
mucho tu asignatura, pensé: joder ,estoy jodido,y nada más lejos de la
realidad,pues en ese año aprendí lengua y literatura como nunca lo había hecho
antes, ese año estuvo lleno de risas, bromas y esos partidos de fútbol en los
que me recordabas que era un paquete. Afortunadamente el año pasado te volví a
tener en primero de bachillerato, y nos volviste a pegar esa alegría, ese
humor,y ese amor por la sintaxis y por la literatura, sin dejar de ser estricto
eras capaz de conseguir que tus alumnos viesen tu clase como algo divertido y
no meramente algo didáctico. Este año no tuve la suerte de poder tenerte como
profe en mi último año,aún así siempre que te lo pedí me tendiste la mano
,gracias eternamente por tus enseñanzas,valores y tú apoyo en temas difíciles.
Espero que ahí arriba sigas velando por nosotros, pues desde aquí siempre te
recordaremos. Descansa en paz Ocaña. (Álvaro Fernández)

Querido
profe Ocaña, te echaremos mucho de menos y siempre serás nuestro profesor
favorito de todo el mundo. Te queremos mucho. (Yaiza González)

Soy
madre de un alumno y también me quedé consternada por el fallecimiento del
profesor . Quería mandar un abrazo enorme a la familia , compañeros de trabajo
y alumnos. (Patricia Pardueles)

Ocaña
ha sido unos de los mejores profesores de este instituto, le encantaba dar
clase e intentaba hacerla más amena. Él me ayudó con muchos problemas y siempre
nos reíamos en sus clases. Descansa en paz (Sandra Encinas)
Quién me
iba a decir que 4 años después lo volverías a hacer, que me volverías a dar
clase, aunque hoy no toque literatura pero creo que ha sido la clase más
importante, porque hoy me has hecho valorar los momentos, cada instante, me has
hecho valorar lo importante que es decir las cosas en el momento que las
sientes, y que, sobre todo, mañana también se puede llamar tarde. Que hay
momentos de la vida que todo parece una foto, una diapositiva que no cambia
pero, cuando te das cuenta, alguien pulsa el botón y en la siguiente ya todo es
diferente. Hoy he sentido las palabras que dicen que siempre te llevas un
pedacito de alguien, y es que tú sin saberlo te habías dejado una pequeña parte
en mí, hoy más que nunca he sentido lo grande que era, espero que no te preocupe
porque pienso devolvértela algún día. Una de las lecciones que más me ha
gustado de ti es la importancia de dar todo a las personas que tienes al lado,
cómo de importante es coincidir con esa persona, la persona correcta que puede
llevarte para delante y nunca sabrás lo feliz que me hace que tú hayas sido una
de las mías. Se me ha hecho larga la clase de hoy porque me duele tener que
escribirte habiendo podido levantar la mano y que quede algo pendiente que
contarte. Hoy soy
yo el que mira al cielo esperando a que llueva, pero solo para saber que has
llegado bien. Gracias, Ocaña. (Alberto Barreda)

Me cuesta
encontrar las palabras después de haber perdido a una persona tan maravillosa
como lo era Ocaña, solo me queda darle las gracias por todo, por hacernos reír,
por enseñarnos y por ayudarnos siempre, porque se notaba que lo hacía de
corazón, a mí solo me dio clase este año pero a veces basta poco tiempo para
darte cuenta de lo especial que es una persona, estaré eternamente agradecida
por todo,has dejado un vacío difícil de llenar, pero sé que nos cuidas y nos
ayudas desde el cielo. (Isabel Cobos)

Querido José Miguel: Ya no volveré a tenerte como
compañero de guardia, siempre dispuesto a acudir el primero, sin recalcar nada.
Ya no volverás a aportar tu experiencia docente en los claustros y CCPs, firme
y directo, pero, sobre todo, educado y constructivo. Ya no volveré a ver tu
elegante humor ácido, dispuesto a llevar la sonrisa y la alegría a los que te
rodean. Ya no volveré a hablar contigo de la NBA, vaticinando quién se iba a
llevar el anillo. Pero lo peor de todo será saber que no vas a estar ahí y ver
tu silla vacía. Al menos, allá donde estés, escucha nuestro recuerdo, DEP.
(Luis San Martín)

Todavía
no puedo creerme que ya no estés entre nosotros. Recuerdo los primeros días de
clase del año pasado: cuando mis hermanos me preguntaron a quien tenía por
profesores, cuando les dije que Ocaña en Lenguas, los dos sin dudarlo me
dijeron: "qué suerte has tenido, es el mejor profesor que podías
tener", y tenían razón. Ocaña era de esa personas que aparecen en tu vida,
y que te alegran todos los días, que te hacen un poco más feliz. Con quien
puedes llorar pero también reír, personas que te dan su hombro para apoyarte y su
mano para seguir. Esas que te hacen la vida menos complicada y te enseñan el
verdadero significado de las cosas. Era una de esas personas que son, están y
que nunca se van de nuestro corazón. Gracias una vez más por todo. (María Fernández)
Hola
profe, todavía no me creo que ya no estés más, uno de los momentos más tristes
que recuerdo en mi vida. El día que me dieron la triste noticia de tu muerte,
no me lo quise creer y recé para que no fuese verdad. Fuiste un gran profesor
no solo por lo que nos enseñabas en clase, sino, y mucho más importante, por lo
que nos enseñabas a diario de la vida. A mí me ayudaste en un momento personal
difícil y siempre me sacaste una sonrisa. Todavía no me hago a la idea de no volverte
a ver por los pasillos y de no volver a jugar uno de esos partidos de fútbol
que tanto nos gustaban. Te echaré mucho de menos y espero que allí donde estés,
sigas cuidando de nosotros. Nunca te olvidaremos. (Gonzalo Fernández González).

Querido Ocaña :
He tenido poco tiempo para conocerte.
Pero ha sido suficiente para llenarme.
Tu sabiduría, alegría, y simpatía era la sintonía del día a día.
Nunca olvidaré tus correcciones al verbo hicistes por hiciste.
Te fuiste demasiado pronto y este Instituto quedó roto.
Nos quedamos huérfanos de un gran maestro. (Bárbara Ajamil Pérez)

¡Qué
ironía! Fuiste mi profesor de ''Lengua y Literatura'' durante 2 años, contigo
aprendí el arte de la palabra, pero ahora no encuentro las palabras perfectas
para definirte. Eras un ''currante'' y nos enseñaste a serlo. Nos enseñaste más
allá de lo que pone en los libros de Lengua, valores, lecciones de vida que
siempre llevaré conmigo. Todo lo que hiciste por nosotros fue porque querías
que saliésemos del instituto no como niños, sino como adultos hechos y
derechos que pueden afrontar lo que venga de la vida, nunca te olvidaré. Te
ganaste un sitio como profe allí arriba y espero que San Pedro nunca dé un
portazo al salir de tu clase. Mi más sentido pésame a la familia. Descansa en
paz, Josemi. (Andrea Martínez Mateos de la Higuera)

Querido
profe, nos va a costar mucho asimilar este duro golpe que hemos recibido, yo
quiero dar las gracias al destino por ponerte en mi camino. Gracias por enseñarme
tantas cosas, y no solo de lengua, esa asignatura que me enseñaste a amar como
tú lo hacías, sino millones de cosas más; gracias por enseñarme a luchar y a
esforzarme por lo que quiero y ver que con sacrificio puedo conseguir todo lo
que me proponga. A veces no me creo que no vayas a cascar más 0 ni a poner más
10. Gracias también por cada momento vivido contigo, por todas las risas que
has provocado en todos nosotros, cuando hablabas inglés, cuando citabas el VAR,
siempre has sabido sacarme una sonrisa y hacerme feliz. Gracias por quererme
tanto y hacerme feliz siempre. Por todo esto y mucho más que ya sabes, has
sido el mejor tutor y profesor que he tenido en mi vida. Estés donde estés, sé
que siempre nos cuidarás y te preocuparás por nosotros, como lo hiciste
cuando estuviste con nosotros. Descansa en paz,te echo de menos.Te quiero
mucho. (Miriam García)

Querido Jose Miguel, querido profesor. El sentido del
humor hecho ejemplo. La risa como vehículo de conducción para educar, para
tocar vidas. La broma como tu recurso literario maestro. Cuesta creerlo,
deseaba que fuera otra de tantas bromas que tuve el privilegio de vivir... pero
no ha sido así. Devastador el mundo cuando el humor desaparece.
Querido Jose Miguel, siento que darte las gracias es
quedarme corto. Sueño con dedicarme a la educación, a la enseñanza, a hacer
reír, a mejorar la vida de los demás, a dar... Eso es lo que tú hacías, eso es
lo que tu me hiciste, y espero continuar ese maravilloso legado en tu memoria. Me duele saber que no volveré a jugar un fútbol contigo.
Qué momentos más bonitos compartimos, durante casi diez años, todos los viernes
a séptima hora en un instituto de Móstoles con un balón de por medio... ¿Qué
adolescente se queda a séptima al acabar el instituto? ¿Qué adulto en la
facultad de Alcalá, coge un tren corriendo para alcanzar a vestirse de corto y
hacer bueno un pase tuyo de gol? ... Pues yo, profe, este chico herido y con el
corazón roto que desde aquí te agradece con el alma todo lo que has hecho por
él. Por favor, siente orgullo y paz allá donde estés y, por
favor, hazme un hueco en tu equipo cuando llegue mi hora. Ese partido lo quiero
seguir jugando contigo. (Manu Martínez)

Querido
Ocaña, fuiste mi profesor de Lengua y Literatura en el curso
2009-2010, en aquel 4º de la ESO. Han pasado ya 10 años,
pero recuerdo perfectamente tus clases. Recuerdo tu implicación
personal, tu ironía, y también recuerdo tus largas y
curiosas frases de sintaxis que nos mandabas analizar cada día.
Al final terminé siendo enfermero, y aunque te parezca mentira,
tengo que decirte que hiciste que me apasionara la sintaxis… A
veces doy clases particulares a chicas y chicos de ESO y Bachiller, que
no saben por dónde empezar con las oraciones. Pero en cuanto les
explico tu método, lo captan rápido y me veo reflejado en
ellos... Veo a ese chaval de 15 años que disfrutaba con
Ocaña analizando oraciones. Gracias a ti, me convertí en
ese “amigo repelente” que corrige los leísmos y
laísmos a sus amigas y amigos… jejeje. Aunque
físicamente no estés con nosotros, sí lo
estás en nuestros corazones y sigues presente en el día a
día de muchas personas que no vamos a olvidarte. Gracias
Ocaña, descansa en paz. (Enrique León, alumno del
IES durante los años 2006-2012).
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